sábado, 14 de diciembre de 2013

EL CONSENSO ECONÓMICO: "LOS PACTOS DE LA MONCLOA"

Los efectos de la crisis económica internacional de 1973 (por la subida del precio del petróleo decretada por la OPEP) duraron más de una década. la económia española experimentó esta crisis a partir de 1975, agravándose en 1979 por una nueva subida. Se reflejó en: elevada inflación, reducción de las exportaciones, crisis de la industria, aumento del paro, descenso de la renta per cápita, disparo del gasto público...

Al principio, se cometieron muchos errores en la lucha contra la crisis: ampliación de la producción siderúrgica basada en una supuesta expansión de la demanda que no se dió, lo que obligará a realizar más tarde una fuerte reconversión de industrial; incorporación al sector público de algunas empresas privadas en quiebra o con graves dificultades, lo que hizo aumentar las pérdidas del grupo INI y el incremento del gasto público.

Los intentos de solución no se abordaron en profundidad hasta 1977, sin duda por la prioridad otorgada a los problemas políticos: estos intentos son los llamados "Pactos de la Moncloa" firmados el 25 de octubre de 1977 por los partidos parlamentarios y las centrales sindicales y ratificados por el Congreso de los Diputados dos días después. Se inspiraron en el Plan de Saneamiento y Reforma de la economía del profesor y economistaEnrique Fuentes Quintana consistente en: eficaz reforma fiscal, moderación de las tasas de crecimiento salariales y especial atención al problema del paro ("economía social de mercado").

Sus dos objetivos principales fueron:
  • Reducir la inflación: para ello se devaluó la peseta y se moderó el gasto público (incluyendo a la Seguridad Social); los resultados fueron positivos: la inflación pasó del 29% en 1977 a menos de la mitad en 1978.
  • Repartir equitativamente los costes de la crisis: esto se hizo a través de una reforma fiscal con  la creación del Impuesto Extraordinario sobre el Patrimonio (1977) y del Impuesto sobre la Renta de las Personas Fisicas (1978) con un retraso de casi un siglo. Así, España se incorpora a la estructura tributaria de los paises desarrollados, pudiendo dar los primeros pasos hacia la constitución del Estado del Bienestar. También se estableció un nuevo marco para las relaciones laborales que permitió un aumento de los salarios según la inflación prevista.

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