sábado, 14 de diciembre de 2013

LA POLÍTICA ECONÓMICA: LA AUTARQUÍA (DENTRODE LA EVOLUCIÓN DEL RÉGIMEN FRANQUISTA)

En 1939, España era un país destrozado por la Guerra Civil, que comportó un hundimiento demográfico (se calcula que el conflicto causó unas 550.000 víctimas y unos 400.000 exiliados). Parte de la industria de la agricultura, de las vías de comunicación y de los medios de transporte habían sufrido importantes destrozos. Asimismo, la producción descendió muy por debajo del nivel de antes de la guerra.

Por otro lado, para la mayoría de la población (obreros, campesinos y clase media), la vida cotidiana venía marcada por la falta y la escasez de alimentos. Los salarios eran bajos y su capacidad adquisitiva resultaba muy escasa, lo que provocaba la extensión de la pobreza e incluso de la miseria. Pero, al mismo tiempo, fueron años de euforia y enriquecimiento fácil para unos pocos sectores de la sociedad: los jerarcas del régimen, los grupos sociales más vinculados al poder y los espectadores, que se enriquecían con la escasez de productos y los bajos salarios de los obreros. Fueron los años del mercado negro; algunos se enriquecieron con él, como la familia March de Mallorca.

En la posguerra, la política económica del franquismo se caracterizó por un gran intervencionismo del Estado en la producción y distribución de los bienes, fijación de los precios, reglamentación de los salarios y control sobre el comercio exterior. Además el régimen aspiraba a la autarquía económica, impulsada también por el aislamiento y el boicot internacional. Se pretendía la autosuficiencia y el fomento de la producción nacional, es decir, autoabastecerse de la mayoría de productos y limitar al mínimo las importaciones para no depender del exterior. La falta de alimentos obligó al racionamiento y la falta de viviendas propició el chabolismo.

Para fomentar el desarrollo de la industria, se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941 y se fundaron empresas públicas que se ocuparon de los sectores no rentables para la iniciativa privada, pero necesarios para la economía del país. Además, se siguió una política proteccionista que gravaba con fuertes aranceles las importaciones y limitaba la entrada de capital extranjero. También se fomentaron las obras públicas.

La autarquía fue un desastre para la economía española, que tardó muchos años en recuperar el nivel anterior a la guerra. La agricultura y la industria crecieron muy lentamente, el comercio con el exterior era mínimo y la escasez de bienes de consumo duró largos años. En consecuencia, el nivel de vida y la renta per cápita española no alcanzaron las cifras de 1936 hasta 1953. Habría que esperar a la década de 1960 para que el crecimiento de la economía permitiese la mejora del nivel de vida de la mayoría de los españoles. estos años difíciles (que nos alejaron de otros países de Europa Occidental) quedan muy bien reflejados en obras como "Tiempo de Silencio" de Luis Martin Santos.

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